jueves, 15 de julio de 2010

De peña en peña

Cayó la noche en la ciudad en la semana más fría del año. El Cosquín de Peñas aparecía para desafiar a los pronósticos que anunciaban nieve, heladas y temperaturas bajo cero en los termómetros. Tres peñas, La Real, La Negra y La Casona, abrieron sus puertas en la sexta noche coscoína con un éxito total que hacía olvidar el frío que caía en las calles de nuestra ciudad; porque la gente salió , olvidando el invierno.
La Casona abría por primera vez sus puertas y en sus mesas el público era variado. Compuesto por visitantes que se acercaban desde Mendoza, Río Negro, Buenos Aires y hasta desde Francia!


Javier, un cordobés radicado en Europa y Karín, su esposa francesa, se unieron a la fiesta del folclore coscoíno. “Copados” respondió Karin cuando le preguntaron cómo se sentía en Cosquín. Es que la pareja está en un recorrido por las cuevas de Mallín con un grupo de 30 franceses, pero este miércoles tuvieron la noche libre para festejar su 10 aniversario y decidieron paricipar del Cosquín de Peñas.

Con la animación del “Topo” Alejandro Bazán, La Casona se llenó de música, extediendo la fiesta hasta bien entrada la madrugada.


En La Real se fue creando otro ambiente, más íntimo, haciendo homenaje a lo del “templo del folclore”. No cabía un alfiler, y el calorcito peñero hacía olvidar los menos grados que bajaban en las sierras. La programación incluyó a grupos como Brisas del Norte, al músico Jorge Salcedo y a la artista coscoína Paola Bernal que con su bombo y su voz, creó un ambiente de poesía y paisajes serranos.

La oriunda de nuestro pueblo, consagrada en el escenario mayor, fue una presencia de lujo en este Cosquín de Peñas que contó con más de 150 grupos en 9 noches. En las palabras de Gabriel Musso, el presidente del Centro Comercial, “ha sido una convocatoria masiva de grupos”.

El recorrido peñero terminaba en La Negra, la peña ubicada atrás de la Plaza Próspero Molina. Allí el clima era de fiesta. Colmada de gente, las mesas solo se desocupaban cuando los bailarines se acercaban a la pista, o a los pasillos, o atrás o a donde hubiera lugar para meter un zapateo!

El público coreó canciones, bebió buen vino, y compartió algunos aros entre las risas de todos. “No nos vamos nada” cantaban pasadas las 4 de la mañana cuando ya el grupo Ceibo había hecho más de un bis. Una verdadera fiesta! Lo difícil era volver a salir al frío, así que aún terminada la programación, a pura guitarreada, baile y vino se siguió peñando.


Fotografía y Redacción: Marina Sánchez Rial

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