Terminó una nueva edición de La Fiesta del Duende y a pesar del frío el folclore hizo vibrar los corazones de propios y visitantes.
La Fiesta del Duende ha sido siempre al aire libre, con grandes despliegues y disfrutando de los primeros calores de primavera, pero este año el clima no fue el esperado y por eso las actividades se fueron replanteando. No es simple pedirle a la gente que cambie el domingo en la plaza por una peña libre o explicarle a los chicos que no habría desfile.Sin embargo debimos hacerlo y creemos que la gente que participó del evento pudo entenderlo y disfrutar tanto como nosotros.
Dos días de peñas
Noche cálida como pocas la de este sábado. Sí, ni frio ni viento, el duende avivó la llama del folclore y la Peña la Herradura vibró hasta la madrugada.
Temprano la gente de la Comisión de Folclore había conversado con los periodistas que cubrían la Fiesta del Duende, sobre los avances para el próximo festival; al caer el sol la charla amena se pobló de acordes y arrancó la peña!
Música, bailarines, y las mejores comidas típicas fueron los ingredientes del éxito en esta Peña del Duende.
Y pudimos escuchar a José Luis Aguirre, Mario Sbrascini y Cecilia Aluen, entre otros grandes. La Callejera subió el volumen y todos salieron a bailar. Los últimos se fueron bien de madrugada, a descansar un rato porque al otro día desde temprano había que estar presente.
Desde las 13 la gente fue ocupando los lugares de la peña para pasar una siesta de gran alegría. Empezaron por el locro y las empanadas y completaron la tarde con mate y pastelitos en familia.
La energía de Bermejo, hizo cantar, bailar y hasta gritar sapucai a todos; la dulzura de Marina Salvatelli con una hermosa "Zamba del laurel"; y el colorido del Ballet Nuestra Tradición, que desde Tanti vino a acompañar la Fiesta, fueron algunos de los protagonistas de una gran tarde folclórica.
El de la noche sería otro capítulo: cierre de lujo con la gran voz de Lucas Heredia, la madurez artística del joven Emiliano Zerbini, y la pisada fuerte de Bruno Arias.
Más allá de los nombres de artistas reconocidos, del clima, de los preparativos, el corazón de esta fiesta está en la gente que la hace grande. Y esa gente es tanto el músico, como el locrero, el bailarín y el turista, el coscoíno y todo aquel que pone en ella la esperanza de que el folclore sigue vivo y que en enero tendremos un gran festival.
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