Los chicos miraban con sus
caras llenas de expectativa, ojitos atentos, alegría desbordante. Alumnos de la
escuela Mieres se encontraron con chicos de la Julio A Roca en el gran patio,
con ganas de pintar, de aplaudir, y la posibilidad de sacarse esas ganas con
las máscaras, la música y los relatos.
Juntos celebraron la
diversidad, hablaron de sus derechos, bailaron y los mini cronistas de la
Escuela Mieres se dieron el gusto de entrevistar a Peteco Carabajal y Ruben Patagonia, nada menos…
Rubén Patagonia y Bruno
Arias participaron de esa fiesta. Peteco y Bruno cantaron juntos. Los músicos invitados y los chicos, fueron
artistas por igual. Los primeros con su profesionalismo y calidez habitual; los
segundo con las presentaciones alusivas al día de la diversidad, y tomando la
palabra con gran libertad.
Los chicos pintaron
máscaras para el desfile del domingo y también porque sí, por el placer de
llenarse los dedos de colores e imaginar la magia del duende festivalero.
Miguel Vera presentó un relato sobre Atahualpa Yupanqui y la unidad latinoamericana para luego unirse a Peteco Carabajal, quien desandó “Pasito a paso” las historias sobre
nuestra identidad cultural y asombró a todos los presentes.
Después todos a la Plaza San Martín
Ya en la plaza más música y juegos. Pichi Acosta esperaba al público con la masterchaca preparada para que todos aprendieran a bailar.
Nico Bloom hizo un espectáculo “bomba” con el que los chicos rieron y jugaron, la plaza fue pura alegría.
El Dúo Allpa encantó, y Bruno Arias presentó temas nuevos y otros de su repertorio consagrado, dedicados a los pueblos originarios. Con Jujeñito, Guanuqueando, y hermosas chacareras, se llevó grandes aplausos.
Rubén Patagonia también se cruzó de la escuela a la plaza y cantó junto a Abel Agüero “Nunca mates la flor”, es la primera vez que este gran artista viene a Cosquín fuera del mes de enero, desde el año 99.
Estas son las cosas de las que hablan los poetas cada enero cuando evocan al duende festivalero, música en las calles, encuentros de artistas, juntadas espontáneas para tocar cosas nuevas, las ganas de estar en Cosquín, la gente compartiendo un mate con los referentes del folklore.
El viernes fue luminoso, porque Cosquín empezó a despertar al duende del Festival a puro folklore.
fotografía: Mar Sánchez Rial
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