El Duende es el fuego de la fiesta de Cosquín, es el canto y la danza, la alegría, el vino regando buenos momentos, el abrazo de un amigo, la sorpresa de lo nuevo, el homenaje del pasado. Es el verdadero sentimiento popular volcado a las calles milagrosas de una ciudad que no duerme empapada del embrujo festivo del folklore.
El Duende es amanecerse en guitarreadas, es ser testigo y protagonista de la fiesta, es poesía y copla, romance de pañuelos y paisajes.
El duende es esa brasa que despierta en cada acorde y cada historia, ese fuego que aviva el vino y estalla en cada corazón cacharpayero. Es el dueño de la noche y el eterno cómplice de la luna. Es el mágico orfebre del encuentro.
EL Duende es el pan de vida festivalero.
EL Duende… ES Cosquín… y Cosquín le debe su fiesta.
El Duende es amanecerse en guitarreadas, es ser testigo y protagonista de la fiesta, es poesía y copla, romance de pañuelos y paisajes.
El duende es esa brasa que despierta en cada acorde y cada historia, ese fuego que aviva el vino y estalla en cada corazón cacharpayero. Es el dueño de la noche y el eterno cómplice de la luna. Es el mágico orfebre del encuentro.
EL Duende es el pan de vida festivalero.
EL Duende… ES Cosquín… y Cosquín le debe su fiesta.
Cristian Brossard
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